ELECCIONES LIBRES EN CUBA

Uno de los rasgos más sobresalientes de la democracia es el respeto a la voluntad popular, ejercida a través de los procesos electorales en un marco de tolerancia y pluralismo. Una de los principales virtudes de los gobernantes es saberse reconocido y aceptado por el pueblo y que su mandato se produce por la voluntad soberana de la mayoría, como una forma no sólo moderna y civilizada de gobierno, sino además inteligente.

Muchos se preguntan con justificada extrañeza: ¿Por qué el gobierno cubano no somete su legitimidad al escrutinio público y toda exhortación en tal sentido la interpreta como un acto despreciable? ¿Por qué el gobierno cubano no permite los sindicatos independientes, los partidos políticos y los organismos de derechos humanos? Un gobierno que proclama que la gran mayoría del pueblo lo respalda, por qué no celebra elecciones libres? Si tiene confianza en el respaldo público, ¿por qué entonces no se le consulta? ¿Por qué no se le permite al pueblo desplegar su soberanía a través de las urnas?

Parece ser que enfrentar el desafío que conlleva un proceso electoral libre es un reto que el gobierno cubano no está dispuesto a asumir. Unas elecciones honradas, pluralistas y transparentes romperían el absurdo principio del centralismo democrático, que no es más que la obsesión por el control total de la sociedad. Cuba no puede continuar por el camino del inmovilismo. El gobierno cubano teme a las elecciones libres porque sería desde luego el único medio efectivo que socavaría la estructura totalitaria y se permitiría al pueblo decir la última palabra. No a través del turbio mensaje de las consignas gubernamentales, sino a través del civilizado y claro camino de las urnas.

La democracia, digámoslo una vez más, se ejerce en las urnas. La voluntad popular, el respeto a la inteligencia del pueblo tiene una forma correcta de manifestarse y es mediante un libre proceso electoral. El pueblo de Cuba necesita elecciones libres y competitivas. Las urnas son el único camino de las sociedades modernas y progresistas. El gobierno cubano está en el deber de someterse al cívico camino de las elecciones libres y democráticas. El derecho ciudadano así lo exige.